En estos días ya estamos viendo sectores como el de la aviación o el del automóvil pidiendo a los gobiernos que salgan a su rescate.
El rescate de 14 grupos de aerolíneas suma ya 26.000 millones de euros, y se calcula que ascenderá hasta 113.000 millones. Mientras, el rescate al sector del automóvil se prevé que utilizará un 10% del fondo de recuperación de la Unión Europea.
La crisis sanitaria provocada por el COVID-19, además de mucho sufrimiento por la pérdida de vidas, tendrá también grandes repercusiones a nivel económico y social. Los gobiernos tienen que decidir a qué van a destinar el dinero público: si a salvar las cuentas de resultados de las grandes empresas contaminantes o a proteger nuestra salud y la del planeta.
No podemos volver a cometer los errores de la crisis financiera de 2008, donde los gobiernos eligieron salvar a bancos e industrias contaminantes por encima de la protección del medioambiente y la lucha contra el cambio climático. No se puede volver a repetir la vergonzosa imagen de directivos de empresas eléctricas rescatadas cobrando bonos millonarios mientras la población más desfavorecida asumía la peor parte de la crisis.
Entonces no se pusieron condiciones a las enormes cantidades de dinero que recibieron en ese rescate, pero ahora podemos exigir una recuperación justa de esta crisis. Aquellas actividades que más contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero y destruyen los recursos naturales, en especial los sectores de los combustibles fósiles, la energía nuclear, la agricultura y ganadería industrial, y los sectores del ladrillo y del hormigón, no pueden seguir recibiendo financiación pública.
Jose, cómo nuestra sociedad decida afrontar la salida de esta crisis marcará nuestro futuro. Desde Greenpeace vamos a seguir trabajando para exigir al Gobierno una economía que funcione para todo el mundo, y también para el planeta, creando empleos dignos y sostenibles y poniendo nuestra salud por encima de los beneficios de las grandes empresas contaminantes. ¡Únete ahora! >>